Malagradecidos

Cuando observo las marchas y contramarchas del régimen, en sus acercamientos con los distintos actores de la sociedad venezolana, me viene a la mente el cuento del compulsivo apostador de caballos que, ante sus reiteradas perdidas, invocó la ayuda de Dios para que le permitiera ganar, y ¿Qué pasó cuando se sintió fuerte?  Veamos

―Diosito ayúdame para que gane el número siete, si lo haces, te prometo que dejaré el juego, pagaré mis deudas y llevaré comida para mi familia, imploró el jugador.

Comenzó la carrera, su caballo arrancó ultimo. en una prueba de doce ejemplares.

―Ayúdame Dios, pónmelo de noveno, clamó el jugador

El caballo rápidamente comenzó a adelantar y se colocó de nueve.

―Sigue ayudándome señor, pónmelo de cuarto, rogó el ludópata

Nuevamente el caballo rebasó competidores y llegó al cuarto lugar.

―Diosito, por lo que más quieras, pónmelo de primero, suplicó el apostador.

En un supremo esfuerzo el caballo tomó la punta de la carrera.

―Muy bien Dios, ahora apártate y déjamelo a mí solo, exclamó eufórico, el jugador.

Moraleja: Cuando se sienten débiles, solicitan la ayuda de Tirios y Troyanos, pero cuando reciben un vientecito fresco, actúan como la calandria en la canción de Pedro Infante, cuando le dijo al gorrioncillo: yo a usted ni lo conozco, ni presa he sido yo.

2 comentarios en “Malagradecidos

  1. Moraleja perfecta para la situación nuestra y eso justamente nos sucede como pueblo que somos fuimos malagradecida con la forma de vida que teníamos y ahora nos llueve y no escampa

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