Noel Álvarez*
La democracia moderna es inconcebible sin una íntima asociación con las elecciones, a tal grado que el indicador fundamental de las sociedades democráticas es la realización de elecciones libres, pero, cuando una sociedad está dividida en bloques incomunicados y cada dirigente político cree tener el monopolio de la razón, las elecciones parecen servir de muy poco y el resultado de estas pudiera ser un mapa deformado de una realidad compleja que no permite obtener una representación exacta. Sin embargo, con la consolidación de la democracia se ha registrado una expansión espectacular del fenómeno electoral con amplias manifestaciones en gran parte de las naciones. Sigue leyendo