Noel Álvarez*
A lo largo de mi carrera gremial empresarial, en reiteradas oportunidades, me formularon las siguientes preguntas ¿Cuándo y dónde apareció el fenómeno de la corrupción? ¿Será posible combatir con éxito este flagelo? ¿Está exento el sector privado de contraer este virus? Debo reconocer con humildad que, nunca me he sentido preparado para responder satisfactoriamente estas inquietudes, menos ahora, cuando las virtudes individuales se encuentran tan escasas en nuestro país, en donde pareciera que muy pronto deberíamos emular al filósofo griego, Diógenes, quien caminaba durante el día por las calles de Atenas, aferrado a una lámpara encendida, clamando: “busco un hombre honesto”. Sigue leyendo