El elefante y la dictadura

Noel Álvarez*

Durante la última dictadura militar en Argentina, un decreto de la Junta que usurpaba el poder, prohibió la circulación de 2 libros para niños. La medida implicó el secuestro de las ediciones y los ejemplares que circulaban en las librerías. Uno de estos libros fue: “Un elefante ocupa mucho espacio”, escrito por Elsa Bornemann.

En 1975 se publicó, con mucho éxito, la primera edición del libro. Sin embargo, un año después fue prohibido  por la junta militar que impuso una ola de terror, la cual dejó un saldo aproximado de 30.000 personas desaparecidas. Para prohibir el libro, la junta argumentó lo siguiente: “se trata de cuentos destinados al público infantil con una finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria para la tarea de captación ideológica del accionar subversivo”.

La fábula  narra la historia de un circo, el trato de los dueños y el vínculo entre los domadores y los animales. Un buen día, el protagonista del libro, el elefante Víctor, cansado de los continuos maltratos, propone a sus compañeros llevar a cabo una huelga general y no actuar en la función del día siguiente. Víctor explica a sus compañeros que ellos son unos presos, que trabajan para que el dueño del circo se llene los bolsillos. Todos de común acuerdo, deciden realizar una huelga sin importarles nada, solo buscando ser libres.

Las ideas de Víctor tienen que ver con la vida en la libertad de la selva. Tipo de vida que la mayoría de los animales del circo no conoce. Los recursos de los que se vale esta historia son la inversión de roles entre animales y hombres y la metáfora presente entre el pensamiento del elefante, su propuesta y su tamaño. Es un animal imponente, de larga vida, inofensivo porque no representa una amenaza para el hombre y puede ser domesticado.

Cuando los animales encierran a los humanos en las jaulas, cuelgan de estas un cartel que dice: «Circo tomado por trabajadores». Al ver que no hay otra solución, el dueño del circo permite que los animales vuelvan a África. Para esto contrata dos aviones: uno para el loro, el león, la foca, entre otros  y el otro solo para Víctor porque ocupaba mucho espacio. Este libro vuelve a aparecer en la Argentina en 1984 con el retorno a la democracia.

En el contexto histórico de esa época, la crítica literaria argentina sostiene que era imposible no relacionar el contenido de la historia del cuento con lo que estaba sucediendo en el país, es decir, la falta de libertad de expresión y la suspensión de los derechos de los trabajadores, entre ellos, el derecho a realizar una huelga o paro de actividades. En concordancia con esta percepción, La escritora argentina, Alicia Zaina, en su obra “Momentos de enseñar”, sostiene que: “un texto literario para niños debería ser un universo de significaciones armado con palabras, capaz de tocar su sensibilidad, movilizar sus emociones, complejizar su reflexión y echar a volar su imaginación”.

La imaginación es la llave a través de la cual la fallecida escritora Elsa Bornemann, en su cuento le abre una puerta a sus lectores y los adentra en otros mundos posibles. Siguiendo esta línea de análisis, se observa que la libertad, el poder de la imaginación, de las palabras, la sensibilidad, la justicia, entre otros; forman parte del universo creado por la escritora en sus relatos, ese mismo imaginario perdura hasta nuestros días y recorre hoy todos los caminos de América latina.

*Coordinador Nacional de IPP-GENTE

noelalvarez10@gmail.com

 

 

 

 

 

Deja un comentario