Hasta la tusa se usa

Noel Álvarez*

Dios creó al hombre, puso a su servicio todo el universo y lo encargó de poblar la tierra. Es decir, el Creador quiso que el hombre fuera el dueño y señor del mundo. Le otorgó la libertad de obedecerle o desobedecerlo. Quien quiera creer, que crea, y quien quiera negarse a creer, es libre de hacerlo. El Dios de la Vida le dio indicaciones de cómo usar y respetar su cuerpo. El hombre no aceptó las observaciones del Cielo y comenzó el periplo a su manera. Sigue leyendo

Nicolás y el Gallo de Oro

Noel Álvarez*

Nikolài Rimski-Kórsakov escribió la opera,  El gallo de oro, impresionado por la guerra iniciada por Rusia contra Japón en 1904. Una guerra que causó miles de muertos, todo por las ansias de poder de un monarca autárquico. Es una sátira contra los gobernantes ególatras y estúpidos.  Fue tan arriesgado al criticar lo intocable, al reírse del sistema y ser tan ácido, que le prohibieron la puesta en escena de esta sátira política contra el régimen zarista. La censura le pidió que convirtiera a su zar en un general y aunque se negó, así fue como se estrenó la obra. Sigue leyendo

Los problemas del camarada Bob

Noel Álvarez*

A Grace Mugabe, la flamante esposa de Robert Mugabe, le retumban los oídos  cuando escucha la palabra presidente. Es más conocida por sus derroches y su vida de lujo, diamantes y excesos que por su capacidad política. Fue destituida junto a su marido, pero las negociaciones continúan. La traducción de Grace es: gracia. Humorísticamente el pueblo la comenzó a apodar “Disgrace”, que quiere decir: desgracia. También la llaman Gucci Grace, por sus viajes de compras a París, Londres o Hong Kong, mientras su país se muere de hambre. “¿Acaso es delito ir de compras?” responde ella. Sigue leyendo

Veinte años no son nada

Noel Álvarez*

El filósofo español, José Ortega y Gasset pensaba que ser, tanto,  de izquierda, como derecha, son algunas de las infinitas opciones entre las que el hombre puede elegir para ser un perfecto imbécil y que ambas eran formas de hemiplejia moral. Decía que de lado y lado se recogía  basura y esta era depositada en la conciencia de los más débiles. Opinaba que, los jóvenes, veían a los partidos tradicionales como al abuelo que ofrece argumentos insignificantes y que las rencillas entre partidos políticos parecían la querella de un abuelo contra el otro abuelo, ambos habiéndole dejado en herencia, al joven,  una deuda monumental. Sigue leyendo

El odio es mal compañero

Noel Álvarez*

Aun recuerdo mis tiempos de labriego, en el Batatillo, mi pueblo por adopción, cuando sembraba y cosechaba maíz. Debido a la fortaleza del sol trujillano, mi piel permanecía de continuo surcada por un color oscuro. Me viene a la mente como si fuera hoy el período de militancia de mi padre en AD, motivo por el cual, en mi casa funcionaba un centro de reunión política. En esa época escuché una conversación, entre dos políticos, que motivó en mi una profunda reflexión, uno le dijo al otro: odio profundamente a los del partido X, ojalá que todos estuvieran muertos y expresó sus deseos porque uno de los miembros de ese partido contrario no fuera “nombrado” gobernador de los trujillanos. Sigue leyendo

Cien años de vergüenza

Noel Álvarez*

La censura en la Unión Soviética fue un fenómeno persuasivo de presión ideológica estatal que tuvo vigencia a lo largo de toda la historia de ese país, aunque con ciertos altibajos. Hubo dos períodos de relajamiento: el primero, después de la muerte del dictador Iósif Stalin y el segundo durante la política de apertura implementada  por Mijaíl Gorbachov. Sigue leyendo

La misma cantaleta

Noel Álvarez*

Las palabras son como imágenes escondidas en la memoria, un laberinto por donde caminan los recuerdos desde la edad temprana de la vida. Tanto los recuerdos como las palabras, pueden tener la libertad de los escritores o estar presas en ese laberinto. Eternas o fugaces, nos sirven para construir el mundo que queremos o el mundo que despreciamos.  De los encontronazos con la realidad que queremos y la que no queremos nacieron, y nacen, vocablos que en el instante de su alumbramiento, son parte palpitante de la historia, se hacen síntesis de ideales y pasiones. El término “revolución”, por ejemplo, con el correr de los años se fue ahuecando, envileciendo y entrampando en su propio laberinto. El idioma también se gasta y necesita de aquellos que sean capaces de renovar su repertorio. Sigue leyendo