Noel Álvarez*
Dios creó al hombre, puso a su servicio todo el universo y lo encargó de poblar la tierra. Es decir, el Creador quiso que el hombre fuera el dueño y señor del mundo. Le otorgó la libertad de obedecerle o desobedecerlo. Quien quiera creer, que crea, y quien quiera negarse a creer, es libre de hacerlo. El Dios de la Vida le dio indicaciones de cómo usar y respetar su cuerpo. El hombre no aceptó las observaciones del Cielo y comenzó el periplo a su manera. Sigue leyendo