Dictadura en democracia

Noel Álvarez*
Los dictadores existen desde que los humanos decidieron organizarse en grupos sociales. Son aquellos que a través de la fuerza se ponen por encima de cualquier escala jerárquica y crean a su alrededor un aura de absolutismo y completo dominio. Siempre imponen sus ideas a los dominados y eliminan cualquier disidencia con el régimen impuesto. En su ignorancia de los principios políticos recurren a la astucia y a la hipocresía para someter al pueblo con dadivas y prebendas. Los afectos a la tiranía toman resoluciones absurdas que conducen a la anarquía y esta termina debilitando el poder. Un pueblo puesto en manos de un advenedizo que no respeta las contiendas electorales, se atomiza por las discordias de los opositores que exacerban su sed de poder. Sigue leyendo

Se buscan monos

Noel Álvarez*

Conseguir la libertad en paz con un gobierno que niega los derechos constitucionales no es tarea fácil. Para quienes gobiernan en dictaduras los procesos electorales no son prioritarios y cuando los hacen, aparecen  más votos que electores. Para salir de ellos se requiere una gran destreza estratégica, organización y planificación. Pero sobre todo, requiere poder. Los demócratas no pueden esperar derribar una dictadura y establecer la libertad política sin la capacidad de ejercer su propio poder en forma eficaz. Sigue leyendo

El arte de la mentira política

Noel Álvarez*

Los escándalos políticos, los complots y la corrupción son moneda corriente en casi todos los países y en casi todos los partidos, por eso la mayoría de los políticos no cuentan con el apoyo de sus electores. Estos se  preguntan ¿porqué su representante, cuestionado  por actos inmorales, tiene que ser su vocero en una organización creada con fines sociales?. Sigue leyendo

Traición política

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Noel Álvarez*

La salud democrática de una nación depende de la calidad ética de sus ciudadanos y, en especial, de sus representantes políticos. El mecanismo de formación política siempre ha estado a cargo de los partidos, por lo que sus dirigentes deben convertirse en “guardianes del Estado” como los denominó Platón, teniendo como norte velar por el bien común. Si esto cambia, se deteriora el sistema y se pierde la confianza en quienes tienen el deber de formar generaciones apegadas a los principios y valores que dignifican al ser humano. Sigue leyendo